Vengo pensando últimamente en esta expresion, me parece preciosa.
Y es verdad, tomamos aire casi como prestado y lo hacemos nuestro.
Tomamos aire inhalando un atisbo de la libertad del viento, que pasa a navegar por nuestro organismo dejando su impronta en el subconsciente.
Lo tomamos pero no siempre del modo más respetuoso.
Tomamos aire para pulmones ennegrecidos; para pulmones infestados de aquello que no nos atrevemos a decir, que callamos y conservamos latente en nuestro interior a la espera de reaparecer como dolencia.
Tomamos aire para que se convierta en nosotr@s; lo transformamos en parte de nuestro cuerpo, lo integramos y pasa a constituirnos.
Encuentro realmente increíble, que el medio en que vivimos alimente nuestro cuerpo. De igual modo usamos el agua y los alimentos. Están fuera y en un momento pasan a ser parte de nosotr@s, nuestro combustible, alimento de todas las células que componen nuestros cuerpos.
Por eso, el respeto por la madre Tierra supone el respeto por nosotr@s mism@s; respetar la naturaleza es respetar nuestro cuerpo y tiene que ir más allá, debemos honrar y cuidar a ambos, a todos.
21/05/17
21/05/17
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