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jueves, 24 de enero de 2019

Del desapego y el vuelo hacia la libertad



         


                              Todas las rupturas suponen un cambio de costumbres y antes de volar puede que necesitemos vivir un pequeño duelo que sirva para impulsar el despegue.



Me sentía rara estos últimos días…
Después del subidón que las buenas decisiones conllevan, me encontraba afligida, pesarosa, con pensamientos recurrentes y obsesivos que no tenían demasiado que ver con nada; simples pérdidas energéticas.
También tenía una irritación ocular que me hacía “ver” que había algo que yo no quería/ conseguía percibir.
Me sentí aliviada cuando una buena amiga me hizo caer en la cuenta de que ESTOY EN DUELO!Claro!Por eso estaba tan rara! Mi salto al vacío implica también la ruptura de un vínculo afectivo, familiar, un desapego en toda regla!
Que tranquilidad da la consciencia…
Resulta curioso como liberarse duele al principio; es una especie de síndrome de Estocolmo, en el que romper una relación que suponía un apego negativo o que me impedia crecer, más bien, precede a un duelo, a un tiempo de recogimiento en la sombra, como en cualquier relación amorosa, no hay diferencia. Todas las relaciones lo son, en mayor o menor grado.
Y todas las rupturas conllevan cambios en las costumbres.
Sabemos que debemos soltar lastre para avanzar, mas siempre existe lugar para un poco de melancólica pena, bien ensoñando lo que fué y ya no es (muchas veces hasta idealizando), bien para permitirmos permanecer solo un ratito más en la comodidad de la situación controlada.
Me gusta pensar que la sombra crea; del invierno nace la primavera y las flores, los frutos. De no ser así no existirían.
Sin oscuridad no hay luz …así que me entrego conscientemente a este estado, esperando el momento en que mi brote vislumbre por fin el rayito de sol primaveral.
 28/11/17

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