Durante toda mi vida me he encontrado con personas muy necesitadas de contar su historia; con muchas ganas de hablar y, sobre todo, de encontrar unos oídos que realmente les escuchen.
Escuchar es un don que tenemos muy olvidado.
La mayoría de nosotr@s al mantener una conversación, estamos más pendientes de los mensajes que nuestra propia mente nos dirige, con cosas pendientes por hacer , o emitiendo incluso juicios sobre el/la interlocutor/a, que de recibir la información que nos quieren transmitir.
Y es que oír lo que los demás nos quieren decir, nace en un@ mism@ , ya que habitualmente oímos y escuchamos (demasiado) con suma atención a nuestra mente pero no a nuestro corazón, al mensaje de nuestro instinto y lo mismo seguimos haciendo al comunicarnos con los demás. Si la comunicación interna no se hace desde el corazón, ¿como será con los demás?
En mi opinión, vivimos demasiado en la mente, en nuestros pensamientos, lo cual puede perjudicarnos, ya que la creación de pensamientos es continua y nos distrae de sentir nuestro cuerpo, de vivir conscientemente aquello que estamos haciendo en cada momento.
Yo misma estoy en proceso de “desmentalizarme”, aprendiendo a desoírme y voy poco a poco realizando actos de una forma más consciente; si cocino, sólo cocino, paro el vuelo de mi mente y la retengo en cocinar; si como, siento al alimento desde mis labios y cómo me nutre, sin pensar en todo lo que tengo que hacer después; si paseo con mis hijas, disfruto del momento y de ellas, sin pensar en que haré de cena…
He ido notando que ésto me ahorra mucha energía, toda aquella que mi cuerpo emplea en crear pensamientos continuamente, lo cual me hace sentir con mayor vitalidad.
Te invito a probarlo; escoge una acción al día y prueba a hacerla desde la consciencia, a sentir tu cuerpo mientras lo haces, a escuchar como te sientes y como se siente al hacerlo…poco a poco la consciencia te enganchará ^_^
01/07/17
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